El Concilio de Nicea:
En tiempos del Emperador Constantino se lleva a cabo el concilio de Nicea, en mayo del 325 d. C. Es esta asamblea la que la posteridad conoce como el Primer Concilio Ecuménico, es decir, universal.
Fueron 300 los obispos que asistieron al concilio. Se dedicaron a discutir las varias cuestiones legislativas que era necesario resolver. La asamblea aprobó una serie de reglas para la readmisión de los caídos, acerca del modo en que los presbíteros y obispos debían ser elegidos y ordenados, y sobre el orden de precedencia entre las diversas sedes.
Eusebio de Nicomedia, el jefe del partido arriano, pidió la palabra para exponer su doctrina. Pero cuando los obispos oyeron la exposición su reacción fue muy distinta de lo que Eusebio esperaba. La doctrina según la cual el Hijo o Verbo no era sino una criatura -por muy exaltada que fuese esa criatura- les pareció atentar contra el corazón mismo de su fe. A los gritos de "blasfemia", y "herejía", Eusebio tuvo que callar, y se nos cuenta que algunos de los presentes le arrancaron su discurso, lo hicieron pedazos y lo pisotearon.
La actitud de la asamblea cambió. Mientras antes la mayoría quería tratar el caso con la mayor suavidad posible, y quizá evitar condenar a persona alguna, ahora la mayoría estaba convencida de que era necesario condenar las doctrinas expuestas por Eusebio de Nicomedia.
Se llegó a la siguiente fórmula, que se conoce como el Credo de Nicea:
"Creemos en un Dios Padre Todopoderoso, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles.
Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos.
Y en el Espíritu Santo."
O SEA, EN OTRAS PALABRAS, EN ESE CONCILIO, HECHO PARA UNIFICAR LOS IMPERIOS ROMANOS DE ORIENTE Y OCCIDENTE, SE INVENTARON HASTA LA FIGURA DEL CRISTO CATÓLICO... y comenzaron los pactos entre Iglesia y Estado.
Analizando los textos del nuevo testamento:
Cuando analizamos las cartas de "Pablo" de forma meticulosa nos damos cuenta que el Jesús que presenta no tiene mucho que ver con el personaje SUPUESTAMENTE HUBIERA VIVIDO en Galilea y muerto en Judea; pues nos habla de un Jesús divino que no tiene existencia terrenal, muy al estilo helénico...
El evangelio de Marcos, por el contrario, terminaba originalmente en el capítulo XV, es decir, con el entierro de Jesús, y el capítulo de la resurrección es una inserción posterior...
La fusión del personaje literario con la visión de "Pablo de Tarso" nos deja un Jesús histórico divino, que es el que proclama Concilio de Nicea, con algunas modificaciones de los primeros grupos cristianos de relevancia.
Un movimiento cristiano importante no adhería a la creencia del Jesús resucitado en cuerpo y alma: los Gnósticos. Ellos creían en la muerte física del cuerpo y la liberación del alma, versión muy diferente de la que presentan los cristianos católicos, que ya habían adquirido esa denominación en el siglo III, por considerarse la iglesia "universal".
Durante este Concilio, Constantino intentó unificar las ideologías del Imperio Romano con un fin común, declarando herejes a los Gnósticos. Así, la pelea de todos contra todos se convirtió en una lucha de todos contra los Gnósticos, unificándose los criterios y fortaleciendo la unión del Imperio por lo menos por unos ciento cincuenta años más. Todo un político Constantino.
Fernando Conde Torrens, y su impresionante investigación:
"Vivimos en el 2004 por el nacimiento de una persona que nunca existió y hemos luchado por una religión falsa durante siglos", decía Fernando Conde Torrens en la presentación de su libro
Simón, Ópera Magna.
Este doctor ingeniero industrial y profesor titular en la Universidad de la Rioja, España, quiere, con su trabajo, desvelar una "conspiración que ha durado 17 siglos".
Esta conspiración, según dice, la creó el emperador Constantino cuando, en el s. IVd.C., ordenó a Eusebio de Cesárea y Osio crear los textos que sustentaran una nueva religión: el cristianismo.
La razón es que, unificando la religión en el Imperio -ya que eran muchas las existentes-
conseguiría "moldear las conciencias" de sus súbditos y mantener unidad en todo el territorio
conquistado. Se pretendía, como último fin, crear una "religión a la carta" para conseguir una
sociedad "manejable, acrítica y moldeable para el poder".
Así pues, "los Evangelios no fueron escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan", explicó ayer
Fernando Conde, sino por "un mandado", alguien "que discrepaba profundamente de la labor que le habían encomendado" y quiso dejar constancia de ello. Realmente, los cuatro Evangelios son obra de la misma persona. Todo el Nuevo Testamento es obra de esa persona.
Según cuenta el investigador, Eusebio de Cesárea era un maestro e historiador que en el siglo IV se vio obligado a obedecer a Constantino y que, contra su voluntad, "inventó" los Textos Sagrados del cristianismo.
Las pruebas que justifican estos razonamientos de Fernando Conde, fruto de más de diez años de trabajo, son "las miles de firmas que dejó el mismo Eusebio en cada frase que falsificaba".
En total serían 2.000 las firmas en los cuatro Evangelios y 3.000 en escritos del Nuevo Testamento.
Éstas "habrían sido demasiado evidentes" si no llega a ser porque el verdadero autor utilizó un seudónimo, Simón , que incluía mediante acrósticos, es decir, mensajes ocultos que se forman leyendo las letras iniciales, medias o finales de los versos.
Asimismo, aseguró: "toda la apologética que supuestamente se escribió en los siglos II y III para defender el cristianismo está escrita por Simón y lleva sus siglas".
"El libro que he publicado -afirmó- muestra unas 100 firmas en los Evangelios, Epístolas de Pablo, fragmentos de Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, Plinio el Joven, apologías, Actas de mártires e Historia eclesiástica de Eusebio de Cesára".
"Las pruebas del descubrimiento son las rúbricas de los propios textos, que están al alcance de quien sea capaz de leer un texto en griego antiguo o pueda descifrar las letras", declaró.
Esto explicaría "por qué a finales del siglo IV, el siglo de la falsificación, se traduce el Nuevo Testamento al latín y se prohíbe manejar y traducir de los textos griegos durante toda la Edad Media; creo que se pudo descubrir la actuación de Eusebio".
Además, "es evidente que Constantino sentía una gran fobia hacia los judíos" porque se habían
rebelado dos veces contra Roma y eso fue "lo que llevó a elegir como personaje central de la
nueva religión a un judío", ajusticiado por el procurador de Judea. "Se culparía al pueblo judío de deicidio, porque, claro está, el supuesto fundador de la nueva religión habría sido el Hijo de Dios".
Basta con leer la historia del Cristianismo en tiempos de Constantino para tropezar de inmediato con su asesor en asuntos religiosos, Osio. Teniendo en cuenta que el equipo que describiremos construyó la historia a su medida, habrá que tener sumo cuidado en no dejarse engañar y dar por histórico sólo aquello que esté plenamente confirmado. Que Osio fue una persona real, histórica, y que acompañó a Constantino en su trayectoria ideológica es algo sobradamente probado.
Osio era una persona muy entendida en las Escrituras judías, detallista, dotado de gran memoria, sin escrúpulos, autoritario y obsequioso con el poder. Pero también, no demasiado
culto, muy poco creativo e impulsivo. Fue la primera de las características descritas, su dominio de la Ley y los Profetas hebreos, lo que le izó al puesto de asesor principal del Emperador Constantino. Porque eso era lo que Constantino necesitaba.
Osio era un mal literato. Para la gran cantidad de escritos a generar se necesitaba un escritor profesional. Constantino contaba entre su círculo más estrecho con uno y de primera fila, con Eusebio de Cesárea. Él sería el autor material de todo cuanto fuera necesario escribir. Y del mismo modo que Constantino era un avezado general en el campo de batalla, dentro de su equipo estableció la jerarquía con meridiana claridad. Las ideas básicas de la falsificación a realizar serían las de Osio. Cierto que tales ideas estaban inspiradas en los objetivos que Constantino se había marcado. Como Osio no era un literato adecuado, la redacción de tales ideas correría a cargo de Eusebio.
Sobre Constantino y los textos del Nuevo Testamento, para finalizar:
Constantino, por medio del Edicto de Milán otorgó la libertad de culto.
Cuando fundó la ciudad de Constantinopla se hizo acompañar de sacerdotes cristianos y paganos. Lo que aclara la visión que el tenía: simplemente libertad de cultos.
Con el paso del tiempo se advierte que la simpatía del Emperador hacia los cristianos crece y por influjo de su madre cristiana se comienza a gastar dinero público para la construcción de Iglesias en lugares importantes: Belén, Nazareth, Jerusalén, y Roma, donde se construye la primer basílica de San Pedro, se "descubre" el Vía Crucis en Tierra Santa y hasta una cruz supuestamente la original...
Al final de su vida Constantino dejó de mostrar simpatía hacia el cristianismo católico y se hizo simpatizante del cristianismo arriano (que no creía que Jesús era Dios y se puso en contra del cristianismo católico). Antes de morir fue bautizado en su lecho de muerte por un sacerdote arriano. (Algunos dicen que murió antes de ser tocado por el agua pero no podemos estar seguros de eso).
El emperador que hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio fue Teodosio el Grande, años después; que era un emperador verdaderamente creyente en el cristianismo. El quitó definitivamente los signos paganos de las monedas del imperio, quitó a los templos paganos el patrocinio del estado, prohibió las ceremonias públicas del paganismo, la mayoría de los espectáculos del circo Romano, etc. Con semejante apoyo, con todo el poder del Imperio Romano a su favor, el cristianismo que conocemos se organizó institucionalmente y lógicamente pasó a la posteridad, llegando a nosotros.
SEGURAMENTE, LOS EVANGELIOS FUERON REEESCRITOS, RECICLADOS, EN TIEMPOS DE CONSTANTINO, A PARTIR DE TEXTOS ANTERIORES. SE AGREGARON PARTES, SE QUITARON OTRAS. MÁS ALLÁ DE OSIO Y EUSEBIO ES INDUDABLE QUE MANOS ROMANAS PARTICIPARON EN LA ELABORACIÓN DEFINITIVA DE LOS TEXTOS DEL NUEVO TESTAMENTO. SON PRODUCTO DE UN PRECIPITADO, DE UNA SINTESIS DE MITOS ANTERIORES QUE NOS LLEVAN A OTROS PUEBLOS, ESPECIALMENTE A EGIPTO, TAN ESTRECHAMENTE RELACIONADO A LOS JUDIOS...
Y A NOSOTROS NOS LLEGARON ESAS VERSIONES, ESAS CONSTRUCCIONES.