miércoles, 6 de febrero de 2008

Los Evangelios Imaginan

Según el evangelio de Juan, Jesús visitó Jerusalén por lo menos cuatro veces, pero los evangelios sinópticos (Marcos, Lucas y Mateo) nos aseguran que él viajó a esa ciudad solamente una vez...

En cuanto a la magnitud del ministerio de Jesús la opinión de evangelios sinópticos dice un año, pero Juan afirma que fueron tres años. Según los evangelios sinópticos, llegamos a la conclusión que el Salvador realizó sus obras principalmente en Galilea, pero Juan nos informa que fue en Judea el lugar principal donde Cristo cumple su ministerio...

La crucifixión también es incierta. Una historia fija la hora a las nueve de la mañana (Marcos 15; 25 a la tercera hora), mientras otra historia dice que ocurre a la sexta hora (Lucas 23; 44 al mediodía). Se alega que Jesús predijo que pasaría tres días y tres noches en la tumba, pero en las historias sinópticas del evento, como según se dice que ocurrió, el tiempo se dice que fue un día y dos noches, es decir, un día y medio...

Si investigamos en cuanto a quién visitó primero la tumba, notamos cuatro respuestas diferentes. Juan dice una mujer; Mateo, dos mujeres; Marcos, tres mujeres y Lucas, una cantidad imprecisa de mujeres. Cuando se pregunta qué mujer halló la tumba, nosotros recibimos otra vez cuatro respuestas. Mateo afirma que ellos vieron a un ángel, mientras que Marcos asegura que fue un hombre joven. Según Lucas, las mujeres vieron a dos hombres. Y según Juan dice que vieron a dos ángeles. Estas mujeres también vieron a Jesús si creemos en la cita de Mateo (capítulo 28), pero si le damos crédito a Lucas (capítulo 24), las mujeres no vieron a Jesús...
Tampoco hay unanimidad con respecto al número exacto de días que llevó la resurrección y la ascensión. El tiempo transcurrido fue solamente un día si seguimos a Lucas; y por lo menos diez días si tomamos los escritos de Juan. El “Libro de los Hechos”, prolonga a éste período en cuarenta días. Puesto que el Evangelio según Lucas y el Libro de los Actos, se dicen que, pudieron haber sido escritos por el mismo autor, estas discrepancias son realmente desconcertantes. Según la Santa Escritura, Jesús el Cristo terminó su peregrinaje terrenal ascendiendo al cielo. El lugar exacto de su ascenso es aparentemente desconocido. El ascenso ocurrió en Jerusalén si Marcos escribió correctamente. No es así pues si Lucas dice la verdad, porque él dice que estaba en Betania cuando ocurre. Los hechos (1:12) dan al Monte de los Olivos como la escena del acontecimiento trascendental. Obsérvese que Mateo y Juan no hacen ninguna mención referente a la ascensión del Cristo Jesús, que ocurre en el “Sporium Addendum” de Marcos (los últimos doce versos, que no están en el manuscrito original) ni tampoco la versión de Lucas en los “Códigos Sinácticos”, un manuscrito del siglo cuatro que actualmente se encuentra en el Museo Británico.
Los escritores de los Evangelios nos dan tres opiniones sobre la naturaleza de Jesús. Marcos lo ve como el hijo del Hombre. Mateo y Lucas lo adoran como como el Hijo de Dios, y Juan los considera el mismísimo Dios.

El Jesús histórico genera muchas dudas, éstas son sólo algunas (Jesús y sus visitas a Jerusalen, Jesús y el tiempo que duró su ministerio, Jesús y la hora de su crucificción, Jesús y quienes supuestamente lo visitaron en el sepulcro...).

A través y más allá de todas estas contradicciones si uno mira la historia del cristianismo, es interesante tomar nota de que hoy existen personas que no creen que el Jesús histórico haya existido. Pero que consideran que un Cristo teológico, un Cristo elaborado como modelo ideal de un ser humano divinizado al que todos podemos acceder, es válido.

De hecho consideran que hasta los evangelios han sido intentos humanos de señalar y predicar valores altamente dignificantes en lo personal, y considerablemente válidos para toda sociedad que desee salir de la espiral de violencia en la que la humanidad aún hoy está inmersa.

¿Es válido imaginar un dios humano, un ser humano ideal, y proponerlo con humildad como modelo?. Creo que es válido siempre y cuando no se manipule a nadie ni se deliren historias de castigo eterno, ni se busque atrapar conciencias por medio del juego de la "culpa-perdón" a personas para formar cultos en los que administran el perdón y el único camino hacia la realización.